martes, 16 de octubre de 2012

Vladia Rubio en Calle Siete

Cuando Magalys, la peluquera de Calle Siete, me encontró en la bodega, no pudo aguantarse la lengua delante de los consumidores que desbordaban el local: Mira la mosquita muerta, qué calladito te lo tenías, leí el comentario de Vladia Rubio en tu blog, dijo con cara de asombro.
Mientras recibía con un poco de pena y hasta de rubor los elogios de mi vecina, mi memoria viajaba por cada una de las palabras que la periodista me regaló, buscando no solo inicios, desenlaces, historias, momentos ... y mi crecimiento como persona.
Lo cierto es que comencé a escribirlo casi sin darme cuenta, quizás porque creo en la vida y en la Literatura, en las exigencias de los colegas y de una época que me incita a leer, releer, investigar, reflexionar, superarme; y de cierto modo hasta a apoyarme en la inspiración, que para mí, lleva, intrínsecamente,  un poco de magia, acción y  fantasía.
Ya sé que hacer lo que a uno le gusta, más que un acto lingüistico, un acto de expresión, de significación y de comunicación presupone pleno disfrute espiritual; pero si además se suma la aprobación de los demás, las felicitaciones, los golpecitos en la espalda, o criterios como los de Vladia, una profesional que respeto y admiro mucho, nos lleva a pensar que  lo que creamos puede mejorar -al menos un poquito- nuestro entorno y convertirse así en un extraordinario instrumento social.
Así lo pienso. Soy esclava de mis palabras ... y estoy orgullosa!