martes, 5 de noviembre de 2013

Bayamo y sus 500 años

Cuando se cumplen 500 años de  la villa de San Salvador -la segunda de Cuba-, fundada por el adelantado Diego Velázquez,  siento la curiosidad de conocer qué coterráneo, allende los mares, no se ha detenido por un instante, en estos días de celebración, a mirar por la rendija de sus sueños el orgullo de haber nacido en esta tierra.
Estiro las piernas como cada noche,  estrujo la memoria mientras pretendo encontrar la dimensión exacta de la popularidad de esta tierra que vio nacer a Carlos Manuel de Céspedes, ... y escucho las últimas noticias de Radio Reloj. Bayamo sabe hacer grandes planes a su propio ritmo. Cuántas jornadas de esfuerzos, cuántas obras, cuántos proyectos de futuro alzan el ego como espirales de esperanzas. Habrá que agradecerlo de por vida!
La atmósfera de este pulcrísimo suelo, caracterizado por sus  estrechas calles, nos llega como ráfagas de historia, cultura y amor: el Himno Nacional, la Bandera de Céspedes ondeando diariamente bien cerquita de la Bandera de la estrella solitaria; la quema de la ciudad para no entregarla a quienes querían esclavizar a sus hijos; La Bayamesa, primera canción romántica cubana; los coches tirados por caballos; las rosquitas, rosca blandas y matahambres, entre otros hechos  plenos de connotación y que estremecen de emoción a cualquiera.
Aquí hay plazas, tiendas, ferias, fiestas, vida. Su calle peatonal, el animado Paseo de General García  resulta muy atractivo para la mayoría porque no se permite el tráfico de autos ni transporte público, incluso ni bicicletas.
A Bayamo, sus eventos teóricos, representaciones culturales y tradiciones los ha acompañado siempre cierto aire de libertad y cobijo de grandes persona lidades como Jorge Berlanga Acosta, destacado investigador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, creador del Heberprot-P, para combatir la úlcera en el pie diabético.
Brindo por la ciudad Monumento Nacional, por la cuna de la nacionalidad y por Jarel Monteserín, el hijo mayor de Elena Maillo, mi vecina de Calle 9 y amiga desde la infancia.
Hoy, reconozco que algo de Calle Siete permanecerá en Bayamo. Y ojalá también reciba lo mejor de mí.