Emocionada y confundida yo me resistía a aceptarlo; sin embargo estaba ocurriendo delante de mis ojos. Con el alma rota por la pérdida de su mamá; pero el corazón entero, Cándido Fabré Fabré, quien se autodefine como un CREADOR, y lo es, les regaló a los trabajadores de la editora La Demajagua su primer concierto después de la eternidad de Sixta.
El mejor sonero del mundo, como lo calificara ese grande de la salsa que es Gilberto Santa Rosa, intercambió -al cierre de la reunión más importante sobre la calidad del producto que se oferta a los lectores de la provincia de Granma y a los que lo siguen por Internet- sobre temas trascendentales y de actualidad como su gira por Estados Unidos, y el significado que tiene para el mundo la identidad musical de Cuba.
Fabré se nutre de lo realmente auténtico y aseguró que la interdependencia entre el periódico y él es definitiva. Lo sabemos y nos honra. Calle Siete también le agradece a este hombre que prestigia nuestra cultura desde hace ya 32 años.
Y no tenemos dudas de que su mente, con información más allá de la comprensión de muchos, está adiestrada para improvisar; de ahí la respuesta a quienes quisieron poner a prueba su capacidad, su inteligencia con el pie forzado que arrancó el aplauso de sus fans en Miami: A Cuba yo no regreso.
Si me olvido de mi vieja Sixta
Si me olvido de San Luis
Si yo me olvido del Beni
Si me olvido de Martí
Si yo me me olvido del son
de las claves y el bongó,
Si me olvido de la rumba
y olvido este guaguancó
Si olvido a Sindo Garay,
a Matamoros y a Chepín,
Si olvido a Enrique Jorrín
y también a Rafael Lay,
Si me olvido del compay
Y acaso pierdo la fe
Si me olvido de Fabré
y yo que vengo en progreso,
Entonces diré que
A Cuba yo no regreso.