Antes de que el rey Numa Pompilio añadiera a enero y febrero, alrededor del 700 a. C, abril era el segundo mes del año en el antiguo calendario romano. Ahora es el cuarto y uno de los cuatro que tienen 30 días. Y es también mi preferido.
Abril, trae a Cuba, el Girón que le dio guiños de auténtica identidad con sus hijos, la espiritualidad que no se resiste ni pasa inadvertida; a Bayamo -urbe con romántica historia-, lluvia, radiante sol y perfume de flores; y a sus habitantes imágenes de alegría, frescura y naturaleza, relacionadas con el renacer de todo.
Para mi familia reservó regalos especialísimos. Por ejemplo, a mi madre junto a esta época que puede ser metafóricamente la alegría de la primavera le nacieron dos hijas.
La primera, conserva amor fervoroso por la flor que le da un toque distintivo a su hogar: Hortensia, una mujer soñadora que vive su mundo inventando caminos futuros, precisamente hoy está de cumpleaños.
Ah!! y la segunda, una mujer que prefiere por encima de cualquier lugar del mundo a Calle Siete, ese sitio del reparto El Valle que representa el trocito de subjetividad que estimula su percepción estética, el diseño que juega con su mirada y el sabor de las delicias de la vida cotidiana. Esa soy yo.