Mientras leo en un post de Cubadebate que China construirá torres de mil metros para luchar contra la contaminación busco despejar dudas sobre un viejo fenómeno social: el delito, que no puede verse alejado de la situación económica actual; pero que estamos obligados a hacerle frente desde las comunidades en Bayamo.
Si hay un país en el mundo con un grado de organización y que lleva adelante una política social basada en la prevención, en la que confluyen en los barrios y consejos populares varios factores tanto psicológicos como colectivos para lograr una labor integral, ese es Cuba; ahí están los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, los jóvenes, los pioneros ...
Con tales razones se asombra uno y se inquieta cuando en las cuadras, concebidas como centro básico del desarrollo, no se integran voluntades y acciones para descubrir y denunciar algunos males, con experiencia, y una mirada verdaderamente aguda evite que personas con especial proclividad caigan en la espiral delictiva.
En los hilos que condicionan semejantes conductas encuentro cierta desviación moral de la cual no está exento el deterioro de conceptos morales como la honestidad y la vergüenza, atributos que siempre han caracterizado al cubano probo: pobre; pero honrado, como suele señalarse a sí mismo.
Ante la proliferación de expresiones de indisciplina social y falta de educación formal urgidas de ser erradicadas permanentemente, no bastan las medidas y penalizaciones si en el centro de atención a la problemática no está el hombre recibiendo labor persuasiva y diferenciada.
Calle Siete no tiene la última palabra; pero está consciente de que la pequeña conducta dañina debe ser denunciada, los vecinos tienen que enfrentar tales fenómenos, los cuales no son de incumbencia exclusiva de la Policía, fiscales y jueces; y no es menos cierto, si el delincuente sobrevive es porque, de algún modo, se siente protegido por alguien.
Y mientras China busca las vías para combatir la contaminación, Bayamo quiere luchar contra el delito.
Y mientras China busca las vías para combatir la contaminación, Bayamo quiere luchar contra el delito.