Con la celebración en Cuba de la Medicina Latinoamericana mi familia se puso feliz porque a la casa llegó Lisandra, la hija menor de mi hermana Ana Luisa, la joven festeja por primera vez la fecha, ya como profesional de la Salud en la suroriental provincia de Granma.
En realidad mi sobrina presta sus servicios en Tínima, consejo popular de Bueycito, en el montañoso municipio de Buey Arriba, el único de su tipo en la Mayor de las Antillas protagonista de un encuentro que preserva el patrimonio inmaterial de la serranía.
Estoy feliz, lo confieso, también, porque la sede nacional del acto por la efeméride la obtuvo este año el Centro Médico Ambulatorio del Hospital Carlos Manuel de Céspedes, conocido como Clínica de Especialidades, de Bayamo.
Y, además, este 3 de Diciembre les fue conferida la medalla de
Trabajador Internacionalista y la Manuel Piti Fajardo, a
médicos, enfermeras, técnicos y otros trabajadores del Céspedes.
En Calle Siete, se felicitó en lo particular a la doctora Ivette Ruiz Carbonel, quien tiene su puesto en el sindicato del sector, una labor casi anónima, pero que muchos agradecen y ella lo desempeña con mucho amor.
Verdaderamente los
médicos cubanos merecen que se les felicite no solo por este día, sino
por su trabajo cotidiano, su prestigio en las comunidades, los
consultorios médicos, hospitales, su desvelo y su altruismo allende los mares.
Yo, extiendo una felicitación especial a los médicos que combaten el ébola en África.
Yo, extiendo una felicitación especial a los médicos que combaten el ébola en África.
Fotos Luis Carlos Palacios