Hoy fue un día especial en Cuba porque comenzó el curso escolar 2015-2016. Unos niños lloran y se agarran con fuerza a las manos de sus mamás, por la incertidumbre de lo desconocido, otros, ya calmados, sienten curiosidad, y se les ve inquietos; empero, un día cualquiera, en el aula todos se integrarán y viajarán por ese maravilloso mundo del saber.
También vi a Daniela Pérez Nápoles, la hija de Dolores, una niña de nueve años que empezó el cuarto grado en el seminternado 4 de Abril, de Bayamo, y que cuando le pregunté si estaba feliz por el inicio de las clases me respondió que un poco, porque le faltaba una presilladora para forrar los libros.
Gaby, mi vecina de Calle Siete que ya está cursando el sexto grado, advirtió con una sonrisa, que dejó pasmado a su papá, que los libros son muy interesantes porque nos ayudan a comprender lo que leemos de forma divertida.
Lo cierto es que en la escuela cubana, los alumnos tienen todo lo que necesitan para superar los desafíos de la vida y una oportunidad sin igual para adentrarse en la apasionante aventura del aprendizaje.
En la provincia de Granma, donde hay una buena cobertura docente, el acto de inicio de curso se celebró en el costero municipio de Media Luna, por lo alcanzado en el período lectivo precedente. Ahora lo más significativo es trabajar en las modificaciones
relacionadas con la flexibilización de la jornada escolar,
la superación de los profesores y la mejor vinculación
escuela-familia-comunidad.
Como objetivos primordiales en el territorio granmense también se encuentran lograr superiores resultados y mayor calidad en el proceso docente-educativo, en la formación de los alumnos de todas las enseñanzas, en el rescate de valores, usar con eficiencia la base material de estudio, de vida y formar mejor a las nuevas generaciones.
La sonrisa de un estudiante, eso es felicidad!
La sonrisa de un estudiante, eso es felicidad!