Con el entusiasmo de este viernes especial para los míos y para mí, pudiera hasta burlarme de la penumbra; pero prefiero dibujar el amor, ese cimiento tallado para que las personas construyan su mundo. Nada puede aplazar esa libertad que nos regala el amor cuando el calor del hogar y el de los padres te abraza.
Cuando
la edad desnuda la fabulosa juventud que hace trizas el tiempo, por lo
menos yo, pienso en lo que aprendido de mami y mi papá. Dos personas
que pueden vivir dentro de un solo corazón; mientras, camino
junto a ellos una buena parte de ese largo camino.
Hasta
el momento, ustedes han procurado siempre la felicidad de sus hijos y, a
veces, también, he sido su cómplice, aunque, alguien exhiba un amor
enmudecido o sordo porque cree que ya no necesitamos que nos cuiden a
toda hora.
Especialmente
hoy, que estoy de cumpleaños, brindo por mí, y además quiero hacer un
brindis por quienes me acompañan siempre, en las buenas, en las malas,
en las peores. No elegimos a la familia cuando nacemos, yo, por ejemplo,
di mi primer grito en Bayamo, a las once de la mañana del 29 de abril
de un año cualquiera; empero, con el tiempo, vamos eligiendo...
seleccionando con mucho amor, nuevos integrantes para ella.
Amo
a esta ciudad de Cuba, perteneciente a la provincia de Granma, de
hermoso Centro histórico y coches tirados por caballos, incendiada por
sus habitantes antes que dejarla caer en manos de tropas españolas
durante la Guerra de Independencia.
A Calle Siete y a mí nos hace muy felices que seas parte de nuestra familia.
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