!Qué buena noticia! Miguel Enrique Mesa Núñez, llegó a Bayamo luego de cumplir misión como colaborador de Salud en Brasil. Lo sé porque es el esposo de Elisa Aguilar Corrales, una colega del periódico La Demajagua. y él me ha hecho recordar a Plinio el Viejo, en la Grecia clásica, con el aforismo de que no existe pueblo alguno sin medicina, aun cuando haya alguno sin médicos.
Desde el estado de Pará, Cametá, donde trabajaba, Migue hacía realidad el modelo cubano puesto en marcha en 1984, dirigido a un programa de atención más completo, integral, con una mirada más humana, que apunta a la prevención de las enfermedades y si se trata de diagnosticar lo hacen sin tantos remilgos y sin dejar de utilizar los recursos técnicos necesarios.
En Calle Siete y supongo que en la provincia de Granma, no hay profesional más confiable que el médico de la familia, porque está ahí cerca de ti, en tu cuadra, en tu barrio para conocerte mejor, con muchos conocimientos para orientarte y que ha contribuido no solo lograr cambios de actitudes y de conductas de riesgo, sino a mejorar la atención primaria de Salud mientras eleva la calidad de vida del individuo y de la comunidad.
Eso quiere decir, primero voy a que me examine mi doctor de cabecera y si requiero ver a un especialista, él mismo me lo recomendará, para que me escuche, me revise la columna, en mi caso. Mesa Núñez no solo me recetó las pastillas para que encontrara un poco de alivio, sino que me ha apoyado con la indicación de ejercicios que pueden detener un poquito mi padecimiento.
Por eso entiendo el prestigio y la fama de los médicos cubanos y de quienes estudiaron y aprenden en la Escuela Latinoamericana (ELAM), formados para cumplir funciones asistenciales, ayudar, con su ciencia, a encontrar las causas de tu dolencia, trabajar por un pueblo más saludable y, al mismo tiempo, se convierten en personajes integrantes de tu vida.