¿Quién dijo que los valores están perdidos? Haciéndole mandados a mi padre por el barrio andaba yo cuando me encontré con Luis Manuel Naranjo, un amigo de la escuela primaria Mártires de Girón en el bayamés reparto de Marianao, ese nombre lo supe cuando crecí porque lo conocía como Manopla.
Pues bien, este vecino de Calle Siete se me acercó para hacerme entrega de esta sandalia, que encontró en la calle 26 de Julio y suponemos pertenece a una niña de alrededor de un año y me pidió encarecidamente la llevara a la televisora CNC-TvGranma, por si los padres de la pequeña pueden recuperarla.
Acaso no es este un acto solidario, un valor que presupone, no solo en la provincia de Granma, sino en Cuba, la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien de sus semejantes, una palabra indudablemente positiva, que revela un interés casi universal por el bien de otro ser vivo sin interés de ningún tipo y sin pensar en su situación económica ni recompensa.
Y es así porque la solidaridad significa ayudar y poner tus capacidades al servicio de los demás. Es un término referido a la aplicación de lo que se considera bueno, a los lazos que unen a los miembros de una sociedad entre sí mediante un sentimiento que llega al corazón que nos hace más grandes y mejores personas. Por ese sencillo y al mismo tiempo trascendente hecho, ser solidarios por quienes la pasan mal nunca será demasiado.