Si me preguntaran ¿cómo la ves? respondería: Muy bien. Estupenda la noticia que leí en el periódico La Demajagua, de la suroriental provincia de Granma en este noviembre. Entre los 13 coterráneos presentes en la VII Convención Internacional Afide 2017, con sede en el Palacio de Convenciones, de La Habana participará Margarita González Vázquez, una joven que conocí cuando apenas levantábamos un metro de estatura.
Estudiábamos entonces en la Enseñanza Media. Ella, igual que yo comenzaba el octavo grado en la Secundaria Básica Batalla de Mal Tiempo, -de régimen interno- una de las escuelas en el campo ubicadas en Veguitas, en el municipio de Yara.
Aún recuerdo aquellos días de expectación antes de estrenar aquella idea de Fidel Castro, con la premisa de fortalecer el vínculo del estudio con el trabajo, un orgullo que llevó a cientos y cientos de adolescentes, formados en esos centros, a ser los profesionales en tiempos tan, pero tan acelerados como los que vivimos actualmente, además del desafío que suponen la irrupción digital y las cargas contaminantes del medioambiente.
Hace tiempo que no conversamos, pero tengo bien claro que si Margarita es hoy Doctora en Ciencias de la Cultura Física, profesora auxiliar y aspirante a titular
en la Facultad de Cultura Física, en la Universidad de Granma, la culpa la tiene Fidel.
Calle Siete también lo culpa de hacerles comprender a aquellos muchachos que ahora debemos concentrarnos en nuestro trabajo, investigar, ser consumidores voraces de información para poder entender qué nos hace más fuertes y qué tenemos que hacer para adaptarnos a los cambios, como la actualización del modelo económico cubano, una perspectiva desde la teoría del desarrollo.
Completaría mi respuesta asegurando que veo a una persona maravillosa mostrando a nacionales y a extranjeros cuánto se preocupa Cuba por la temática ambiental.