Este miércoles he notado la imagen y la dimensión que viene adquiriendo la sala de
redacción de La Demajagua, el periódico de la suroriental provincia de Granma, Cuba,
con sede en el municipio de Bayamo.
Desde
hace unos años, el cuarto oscuro para revelar fotografías dejó de ser el local
donde pasaban mucho tiempo los fotorreporteros; de los cables que llegaban por el linotipo a
la síntesis de 140 caracteres con la que inició Twitter, y de las máquinas
Robotron para escribir solo quedan imágenes.
Los
cambios en el oficio los siento hoy más que ayer, quizá, porque me amaneció con San Valentín rasgándome la piel, haciendo que recuerde que todos los días hay que
despertarse convencido de ser mejor ser humano, incluso con los desconocidos;
dar confianza y confiar, aun cuando se cometan errores; tener dignidad, una
buena conducta y límites.
A
Calle Siete le consta que la clave de las relaciones, más presentes en este 14
de Febrero, Día del amor y la amistad, está en ser honestos con los demás y
respetarlos.
Un beso para ti.
¡Oh!
Miguel de Cervantes, en el Capítulo XX
de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha pone estos versos descriptivos
en boca de Cupido:
“Yo soy
el dios poderoso
en el aire y en
la tierra
y en el ancho mar undoso
y en cuanto el abismo encierra
en su báratro espantoso.
Nunca conocí qué es miedo;
todo cuanto quiero puedo,
aunque quiera lo imposible,
y en todo lo que es posible
y en el ancho mar undoso
y en cuanto el abismo encierra
en su báratro espantoso.
Nunca conocí qué es miedo;
todo cuanto quiero puedo,
aunque quiera lo imposible,
y en todo lo que es posible
mando, quito, pongo y vedo.”
Definitivamente,
pienso en el pellizco que me dio esta mañana y en las travesuras de Cupido, el hijo de Venus y Marte que ha sobrevivido como símbolo del romanticismo, y en la jornada que me tiene reservada.