"Rubicel está libre, mi hermano no le debe nada a la justicia". Me aseguró Yoa, casi sin voz, los ojos llenos de lágrima y la emoción casi rasgándole la piel, a solo 24 horas de que el General de Ejército Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba anunciara la excarcelación de dos mil 900 presos.
Ella que habla con todas las inflexiones verbales y conoce la sabrosura que hay que ponerle a cada palabra o frase para darle la connotación o la intencionalidad que le conviene, explica, con lujo de detalles, que Rubicel Enrique Boza Avilés salió preparado para insertarse a la sociedad porque recibió educación de primera calidad y enteramente gratis en los diferentes centros penitenciarios por los que transitó.
Por lo pronto los bayameses le dan la bienvenida a este joven que con la vista fija en el horizonte está dispuesto a asumir el presente con energía y el propósito de no defraudar la confianza de sus vecinos.
Calle Siete quiere recoger en su memoria afectiva la alegría de los cubanos todos por este gesto del Gobierno y le recuerda a Rubicel que el mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va.
Con el indulto se cumple la política establecida en la Constitución de la República, en su artículo 90, inciso II) de "indultar a un grupo de sancionados, en atención a las características de los hechos cometidos, la buena conducta mantenida en prisión, muchos de los cuales han extinguido una parte importante de su sanción, así como la edad y las enfermedades que padecen".
El número 47 de la Gaceta Oficial de la República de Cuba divulga todos los nombres y causas de los liberados.
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