La mujer levanta la vista hacia el infinito, como buscando una señal, en el horizonte no encuentra la respuesta; pero Radio Reloj, esa emisora de Cuba que da la hora y nos informa del acontecer nacional e internacional, minuto a minuto, le ha dado a conocer el estado del tiempo pronosticado ya por el Instituto de Meteorología: Hoy llueve en Bayamo!
Sería bueno que cayera abundante agua en la Sierra Maestra, para que, con la escurridura de las montañas las presas embalsen los niveles de agua que se requiere para los cultivos, pienso.
Sería bueno que cayera abundante agua en la Sierra Maestra, para que, con la escurridura de las montañas las presas embalsen los niveles de agua que se requiere para los cultivos, pienso.
Sé que va a llover, me dice. La lluvia es el llanto del cielo, que cae cual lágrima copiosa, sus gotas desnudan la tarde como una caricia innumerable, asegura, mientras murmura unas cuantas imprecaciones.
La entiendo un poco. Su temor tiene que ver con el lodazal que aparece cuando escampa en varias arterias del reparto El Valle, como consecuencia de las malas condiciones en que las dejaron desde el 2008, cuando era inminente su urbanización.
La entiendo un poco. Su temor tiene que ver con el lodazal que aparece cuando escampa en varias arterias del reparto El Valle, como consecuencia de las malas condiciones en que las dejaron desde el 2008, cuando era inminente su urbanización.
Ayer fueron tres horas con lluvia. Desde la ventana de mi habitación veía cómo saltaban los granizos iQué grandes! exclamó Xiomara, quien abrió la puerta de su casa y llamó a Milagros para que no se perdiera el espectáculo.
Ahora mismo la tarde se ha puesto gris, las nubes retozan de aquí para allá y viceversa, llevando de un lado a otro sus negras y pesadas cargas. La mulata de enfrente recoge la ropa seca, por si acaso; Ana Ibis anda de prisa; aun cuando se siente preparada, no quiere que la sorprenda la lluvia innecesariamente lejos de casa, y Eduardo se fue sin mirarme.
En Calle Siete, mientras tanto, los vecinos caminan con cuidado para no resbalar. Yo prefiero andar por la acera.
Ahora mismo la tarde se ha puesto gris, las nubes retozan de aquí para allá y viceversa, llevando de un lado a otro sus negras y pesadas cargas. La mulata de enfrente recoge la ropa seca, por si acaso; Ana Ibis anda de prisa; aun cuando se siente preparada, no quiere que la sorprenda la lluvia innecesariamente lejos de casa, y Eduardo se fue sin mirarme.
En Calle Siete, mientras tanto, los vecinos caminan con cuidado para no resbalar. Yo prefiero andar por la acera.
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