Es demasiado temprano del 24 y demasiado tarde del día 23. Mis vecinos y mis coterráneos de Bayamo duermen, sin embargo, estoy pensando seriamente en sorprender a mi hijo con un dulce que mi madre confeccionaba de forma recurrente y tan exquisito que todavía hoy produce sensaciones que me llevan a suspirar.
Les hablo de un postre tradicional, cubanísimo como las palmas, con una fórmula muy sencilla que invita a experimentar, al menos avezado, y lo afirmo con conocimiento de causa, porque, acabo de descubrir el encanto que existe en sabores, aromas y platos de la cocina en Cuba.
Es probable que ya hayas degustado el boniatillo con coco e ignoro hasta adónde irían tus pensamientos y tus luces o si estos trazaron una línea recta de melancolía.
A Calle Siete, aquí lo confieso, este dulce casero, le incita hundirse en la magia de las manos de mi madre; mientras cuece los boniatos pelados por mi padre y raya el coco con tanta dulzura que le hace olvidar al más preocupado cualquier preocupación.
Por lo menos ya estoy decidida a intentar acercarme a lo que he aprendido de tanta experiencia, total, el peor fracaso está en la pérdida de entusiasmo y tengo la percepción de que voy a comenzar un verdadero acto de creación.
Te invito a degustar el boniatillo con coco!
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