Lianet, la hija de Lisandra Rondón y Carlos Medina, devuelve mi mirada sustancialmente nutrida con los temas de la cotidianidad, su tamaño, el de la niña que acaba de cumplir su primer año de vida se ha convertido en una poderosísima razón que me lleva hasta la tasa de mortalidad infantil de la suroriental provincia cubana de Granma.
Pudiera parecer increíble a muchos, pero la madre de esta pequeña del municipio de Bayamo tuvo complicaciones en el parto y de la forma un tanto dramática nació por cesárea, pero aquí está creciendo llena de salud y alegría.
Su familia está consciente de que este resultado es consecuencia del enfoque del programa de mortalidad infantil hacia la reducción al mínimo de las afecciones perinatales asociadas a la prematuridad, la causa de las muertes neonatales reportadas en el territorio en el 2015.
En el 2016, Granma obtuvo una tasa mortalidad infantil de 3,5 por cada mil nacidos, la segunda más baja de su historia, por el programa que se realiza de atención a la madre y el niño desde el mismo momento de la captación del embarazo.
Ahora mismo observo a Lia, sus travesuras, sus juegos, las palabras que va incorporando a su vocabulario, su felicidad y siento el agradecimiento de Calle Siete por la recuperación de la calidad de los servicios y la exigencia
de una atención médica superior.
Díganme si no es un importante indicador de que Cuba goza de buena salud.
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