Sé que es el momento de decirlo. Ya habían caído las primeras gotas de lluvia
de hoy sobre la ciudad, cuando compré mi primer cilindro de 10 kilogramos de
gas licuado liberado, en la Plaza Luis Ramírez López, de Bayamo, municipio capital de la
suroriental provincia de Granma.
No era el punto habitual donde compraba mi
cuota normada; pero sí es uno nuevo creado por la Unión Cuba-Petróleo y que mis
vecinos agradecen inmensamente porque lo
ha acercado no solo al barrio, sino a
Calle Siete. Me consta y sé que la mencionada opción adicional, comenzada en
este territorio el pasado día 5, a precio no subsidiado -110 pesos moneda
nacional- es otra fuente de cocción de alimentos que contribuye al ahorro del
consumo de energía eléctrica en el hogar.
Diosvanis Santillán Aguilar, director
general de la Empresa Comercializadora de Combustibles, en la provincia, aseguró en el periódico La Demajagua, que la medida responde a la
implementación del Lineamiento 247 de la política económica y social, aprobado
en el VII Congreso del Partido: Avanzar en la venta liberada de gas licuado de
petróleo y de otras tecnologías en Cuba.
Bayamo inició la modalidad en la
comercialización del producto con seis puntos de venta e igual número de oficinas de contratación.
De todos modos estoy
más tranquila, empero todavía me duele cuando miro muchos años atrás y siento el desosiego de mi madre mientras sus manos
inquietas y hábiles apuraban los movimientos con los que daba mantenimiento al fogón Pike con el que cocinaba.
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