Esta calurosa tarde de julio, mientras Alina Maillo, Luis Carlos Frómeta y yo visitábamos a Pura Ramírez, un momento de impacto tras otro, más un sinfín de sugerencias de temas pasaban frente a nosotros, como tratando de no recordar ese destello intenso de dolor que a esta madre le cambió la vida para siempre.
La lengua soltaba cuanta palabra se le aparecía en el camino del miedo, solo porque el miedo es esa cosa que no tiene color pero que huele, precisamente hoy se cumplieron 21 años de aquel fatídico accidente de tránsito en el que perdió la vida Dania Casalí Ramírez, una amiga entrañable, solidaria, y profesional desde antes de graduarse de Periodismo en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba.
Cuando todo parecía marchar bien ni siquiera Alejandro Armesto, su hijo, que ya es un hombre y se prepara para ser padre dentro de poco, pudo evitar el escalofrío que recorrió mi espina dorsal cuando vi que, aunque trataba de disimular, aquellos ojos aparentemente tranquilos dejaban escapar una lágrima. En un instante sobrevino el silencio y solo atiné a acariciar las suaves manos de Pura.
Después hablamos cómo se le tiene presente en Calle Siete, y también conocí por las redes sociales de comunicación que hoy se celebra en países como Argentina el Día del amigo, una jornada especial para compartir, ayudar y ser solidarios con personas que preferimos en nuestras vidas.
Entonces, parafraseando a Antoine de Saint Exupery en El Principito, dedico esta memoria a Dania, una amiga especial, periodista de Bayamo, con dotes de escritora y sensibilidad de poeta.
Dania era una persona muy sencilla y familiar, aun puedo recordar su ultima noche compartiendo con nosotros, para sentir su inesperada partida a la manana siguiente. Porque se fue? Solo atino a pensar que Dios necesitaba personas como ella en el cielo. Alejandro debe estar orgulloso de su madre.Merecido recordatorio
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