Magalis Figueredo, la mejor peluquera de Calle Siete, me ha invitado a Las Coloradas, en el municipio de Niquero -el territorio de la provincia cubana que más me amo, claro, después de Bayamo-, por el solo hecho de que conoce muy bien que a mí me fascina el mar: su ruido, su olor, su vida, su inmensidad, su energía, su misterio ... y hasta su apoyo en tanto nos permite diluir nuestros más pesados pensamientos solo con observarlo.
Lo recuerdo ahora porque acabo de disfrutar de un interesante documental, exhibido por la televisión cubana, que describía el hermoso mundo que habita en los fondos marinos y la urgencia de preservarlos.
Mientras nadaba y me sumergía junto a las estrellas, caballitos y una variedad infinita de peces venían a mi mente memorias de la infancia y, además, se me muchísimas ocurrían acciones de cómo y qué hacer para cuidar el mar, porque me cuesta pensar en un mundo donde impere la suciedad, y, también, me gustaría, como buena habitante de este planeta, que mis nietos puedan, igualmente nadar y disfrutar de sus aguas.
¡Ay!, en Bayamo no hay mar, pero está el río homónimo con su balneario El Chapuzón, un rincón singular de la provincia de Granma, donde puedes refrescarte y encontrar variadas opciones de alimentos, recreación y cultura.
¡Ay!, en Bayamo no hay mar, pero está el río homónimo con su balneario El Chapuzón, un rincón singular de la provincia de Granma, donde puedes refrescarte y encontrar variadas opciones de alimentos, recreación y cultura.
Esta vez no sé si pueda acompañar a mi vecina; ah, pero mucha historia ronda a playa Las Coloradas, por eso tiene una connotación especial, pero de eso mejor te hablo otro día. Entanto, voy pensando qué vamos a planear Daniel y yo para este verano en Bayamo.