Temprano en la mañana vino a abrazarme Antonio "Ñico" Pérez, ese hombre negro, de ojos pequeños, alto, bien plantado, y nada feo, amigo de Papá, con palabras dispuestas a convencer a cualquiera, de una manera intensa, de que la economía está hoy en el ojo de este caimán antillano llamado Cuba.
Él, que no es especialista en la materia prepara ya lo que constituirá su intervención sobre los 291 Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, sobre los que todo el pueblo puede opinar.
Desde Calle Siete hasta todos los rincones de este hermoso archipiélago que habitamos no se habla de otro tema que no sea salario, trabajo, empleo, precios, productividad, pérdidas, oportunidades, ganancias, descapitalización de la base productiva, inversión, cuenta propia ... eficiencia. Ñico está consciente de que su criterio también es importante.
Así, mientras Pérez, -cabillero jubilado del sector de la Construcción- desanda el mundo de los números y la Ley Tributaria para comprender las cuentas de la cotidianidad en su bolsillo, los cubanos nos hemos propuesto, para entendernos mejor, colocar los indicadores económicos en el sitio más eficaz.