No hay esplendor semejante a la sonrisa de un niño. Lo viví cuando visité a una amiga de la infancia y que se ha convertido en abuela: Elena Maillo Fonseca. Mi nieta es la más bella del mundo, aseguró y la justifiqué recordando que no hay obra mayor que la que nos ayuda a vivir, o nos consuela, o nos vuelve más fuertes y mejores.
Y es que Rosa Elena Morejón, la bebita de Quiqui y Maricely está acabadita de salir del Hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, institución de salud donde nació el pasado día 8, y la más clara expresión de la atención que se les presta a la madre y a la criatura para evitar riesgos y complicaciones.
En el 2014, Cuba mejoró la tasa de mortalidad materna con respecto al 2013, alcanzó una tasa de mortalidad infantil de 4,2 por cada mil nacidos vivos, y se mantuvo entre los países que ofrecen más garantía de vida a los niños durante el primer año.
A la familia le corresponde ahora hacer vibrar el corazón de la pequeña al ritmo de estos tiempos y echar a volar la imaginación que apenas despierta con algo de fantasía; pero, sobre todo, espero que les resulte indispensable darle la capacidad de soñar. Probablemente, dicen en Calle Siete, es que sientan la necesidad de hacerla sonreír.