Yo digo
Bayamo
Y digo
Bandera
Patria,
cuna, himno, tea.
Yo digo
Bayamo
Y el rumor
del río
Me canta un
bolero
De indio y
penas
Yo digo
Bayamo
Y algo me
quema
No sé si un
recuerdo
No sé si una
hembra.
Cuando se hable de tradiciones en Bayamo, capital de la suroriental provincia de Granma, será obligatorio recurrir a lo que representó para esta tierra el indispensable quehacer del escritor José Carbonell Alard, no solo desde su humilde puesto al frente del Archivo Histórico, sino por la pasión con la que investigaba cada detalle de la cultura, de la historia o de la sociedad.
Quizá porque por estos días va cambiando la estación del año y la Ciudad Monumento cumple 504 años pienso en Carbonell y lo veo sentado en la primera Plaza de la Revolución de Cuba conversando sobre la Fiesta de reyes, celebración de cada 6 de enero con platos típicos, como longaniza, matahambre, rosquitas, rosca blanda y otras características, juegos y costumbres legados de la sabiduría popular de generación a generación a nuestro folclore y que han venido afianzando la identidad.
¡Cuántos valores patrimoniales recogidos por este intelectual pueden encontrarse en la sección Con el polvo del archivo, desde las páginas del periódico La Demajagua, con fundamentos socioculturales o principios esencialmente valiosos, patrones, creencias, prácticas con un sentido particular y universal al mismo tiempo!
Calle Siete recuerda hoy la capacidad creadora de Carbonell Alard, quien ya entrado en años escribía mediante los ojos y las manos de sus hijos y nietas y hasta de su sobrina Elisa Aguilar -mi colega y amiga.
Yo sé que con sus poemas, narraciones, crónicas u opiniones devela el alma de las adoquinadas calles de su pueblo.