José Martí
Por Iliana Martín Pérez
Tal es la figura de Carlos Manuel de Céspedes, hombre que marcó pauta en la historia de la nación . Patriota bayamés, dueño de un ingenio ubicado en la jurisdicción de Manzanillo llamado Demajagua por la abundancia en la finca del majestuoso árbol de la majagua.
Para la definitiva libertad era puntual levantarse en armas y solo precisaba determinar el momento oportuno. Diversos criterios existían, unos que ya había llegado el momento, otros que debían esperar condiciones económicas favorables, pero factores objetivos hacían comprender la trascendencia de una revolución tales como: la imperiosa necesidad histórica de abolir la esclavitud, el desarrollo del sentimiento nacional, además de la madurez patriótica alcanzada, todos en su conjunto señalaban que era hora de iniciar la lucha por liberar la Patria.
El conocimiento de un mensaje enviado por el Capitán General de la Isla a las autoridades y que ponían en peligro la vida de los conspiradores, ordenando la detención de Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Pedro Figueredo (Perucho), entre otros patriotas, y la delación que sufrió la conspiración hicieron adelantar la fecha del acontecimiento, por lo que Céspedes da el grito de independencia en su ingenio Demajagua, despojándose de todo su patrimonio para ofrendarse por completo a la Patria., siendo así el líder de la revolución que iniciaba con su primera determinación, la libertad a sus esclavos y dando a conocer el documento que ha pasado a la historia como Manifiesto del Diez de Octubre.
Esta acción invitaba a todos los oprimidos a levantarse e incorporarse a la guerra definitiva por la definitiva independencia, de esa forma se escribiría una hermosa página de la historia de Cuba.
Con el repicar de las campanas allí, tomaba la zona del Golfo de Guacanayabo una importancia significativa al llamar a todos los hombre, negros, blancos, mulatos, libres e iguales como ciudadanos, a unirse para la lucha por la soberanía, declarando la guerra contra el colonialismo y jurando vencer o morir antes que ver a la Patria pisoteda.
Denominado por muchos estudiosos de la historia de Cuba como un hecho luminoso, refulgente, que refiere identidad, cubanía, libertad e igualdad conmemoramos el 10 de octubre. Glorioso acontecimiento que reclamó el respeto a la vida, a la creación de la nacionalidad, en el que Céspedes mostraba su añoranza de que el pueblo se sintiera parte de la vida política y pública democráticamente.
Hoy, fundiendo la historia con el momento en que vivimos vuelven a sentirse las campanas para las actuales generaciones que continuarán la marcha con las ideas de Patria o Muerte, símbolo de intransigencia revolucionaria como ocurrió el 10 de octubre de 1868.