Esta tarde en el piano-bar de Bayamo, esperando descubrir un muro infranqueable entre Daniel y yo, o algo así como la gota de agua que desborda la copa y te hace sentir el momento en que piensas que se va a acabar el mundo, escuché con atención dos interesantísimas noticias, que me recomendó compartir, en la voz de mi hijo.
Mientras me explicaba que noviembre no es solo el onceno y penúltimo mes del año gregoriano, dejaba bien claro que en Cuba, a la una de la madrugada del domingo venidero, los relojes deberán atrasarse una hora,
y como las noches resultan más largas en esta etapa, la Unión Eléctrica ha
convocado a todos al máximo ahorro, además de la necesidad de hacer un uso más racional y
eficiente de la corriente eléctrica.
También aseguró que al amanecer del día 3, podrá apreciarse en todo el archipiélago cubano, la parte final de un eclipse parcial de sol, el primero visto en aquí desde el 2005, según lo anunciaron especialistas del Instituto de Geofísica y Astronomía, del Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. A las seis y un minuto de la mañana la máxima fase del evento solo se observará en Baracoa y en zonas vecinas del extremo oriental
del país.
A la energía de estos dos acontecimientos Calle Siete le suma el aniversario 500 de villa de San Salvador de Bayamo, el próximo día 5 y las 80 primaveras de mi padre, ese otro hombre que, junto a Daniel me hace reflexionar, sentir que compartimos las mismas preocupaciones, que asegura que la vida también tiene estaciones, y que no hay fin del mundo. Eso es lo que importa!