Sé
que Wilfredo Díaz Rosales fue el primer presidente de la Unión de Escritores y
artistas de Cuba (Uneac), en la suroriental provincia de Granma y un buen
artista de la plástica; sin embargo, lo imagino aún por las aulas de la Escuela
Secundaria Básica en el Campo Batalla de Mal Tiempo, Veguita No.3, en el
municipio de Yara, o por el largo y soberbio pasillo que nos regalaba una
maravillosa pintura del medioambiente, desde la entrada hasta los dormitorios.
No tuve el honor de ser su alumna en la década de los años 70, del siglo precedente; entonces ya se le conocía por sus excelentes clases de Dibujo Técnico.
Hay
consternación por su pérdida, en la tarde del día 17; empero, la Ciudad Monumento recordará por siempre cuando trabajaba junto a José Ramón de Lázaro Bencomo, más conocido como José Delarra (San
Antonio de los Baños, 26 de abril de 1938-La Habana, 26 de agosto de
2003) en la construcción del monumento
de la Plaza de la Patria, inaugurada por Fidel Castro en el Acto nacional por el 26 de julio, en 1982, y en la estatua de José Martí en el reparto Nuevo Bayamo.
En Zenea, una de las principales arterias de la urbe muchos transeúntes se detienen para admirar al león que irrumpe la cotidianidad desde El grito de la naturaleza.
Y en la Avenida de los Mártires un Cristo de más de un metro de altura atrapa la atención de todos.