viernes, 25 de abril de 2014

UNEAC y Cultura

El  Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, realizado en el Palacio de Convenciones, en La Habana, hace apenas unos días, quizás trascienda, como ha dicho Miguel Barnet, presidente de la organización nacional, como laboratorio de ideas, un nicho de debates y un sitio para promover lo mejor  y más valedero de la cultura.
Los ímpetus que en la VIII edición vigorizaron se sintetizó en la salvaguarda de la cubanía; pero sobre todo quedó explícita la contribución de los creadores a restañar los tejidos del alma de la nación, recuérdese al etnólogo, antropólogo, jurista, arqueólogo, periodista y estudioso de las raíces histórico-culturales afrocubanas don Fernando Ortiz.
Pero, qué es la cubanía sino ese discurso continuo, fluido, con curvas formales relacionadas a través de la diversidad misma, la cotidianidad en la que nos movemos y que, además, resulta imprescindible.
Calle Siete reconoce que aun cuando  los intelectuales y artistas han tenido a la cultura en el centro de sus debates y preocupaciones resulta estratégico continuar cultivando la espiritualidad.
Confío en que la UNEAC en Granma, -al frente de la cual se desempeña Luis Carlos Frómeta, quien fungió  durante 15 años como director del periódico provincial La Demajagua- siempre esté ahí con sutiles manos para esculpirlo todo; ojos escrutadores para observar, y el corazón latiendo para hacer propuestas, y velar por que se estimule, respete, proteja y defienda la no solo la creación intelectual y artística, sino la cultura cubana.
Yo sé  que la recompensa será doble.

martes, 15 de abril de 2014

Abril

Antes de que el rey Numa Pompilio añadiera a enero y febrero, alrededor del 700 a. C, abril era el segundo mes del año en el antiguo calendario romano. Ahora es el cuarto  y uno de los cuatro que tienen 30 días. Y es también mi preferido.
Abril, trae a Cuba, el Girón que le dio guiños de auténtica identidad con sus hijos, la espiritualidad que no se resiste ni pasa inadvertida; a Bayamo -urbe  con  romántica historia-, lluvia, radiante sol y  perfume de flores; y  a sus habitantes imágenes de alegría, frescura y naturaleza, relacionadas  con  el renacer de todo.
Para mi familia  reservó regalos especialísimos. Por ejemplo, a mi madre  junto a esta época que puede ser metafóricamente  la alegría de la primavera le nacieron dos hijas.
La primera, conserva amor fervoroso por la flor que le da un toque distintivo a su hogar: Hortensia, una mujer soñadora que vive su mundo inventando caminos futuros, precisamente hoy está de cumpleaños.
Ah!! y la segunda, una mujer que prefiere por encima de cualquier lugar del mundo a Calle Siete, ese sitio del reparto El Valle que representa  el trocito de subjetividad que estimula su percepción estética,  el diseño que juega con su mirada y el sabor de las delicias de la vida cotidiana. Esa soy yo.

viernes, 11 de abril de 2014

Temas para hispanohablantes en Bayamo

La ortografía española confronta el siguiente problema: la carencia de uniformidad de los hablantes al articular muchas secuencias vocálicas, aun tratándose de las mismas palabras unos pronuncian las vocales consecutivas dentro de la misma sílaba y otros en sílabas distintas.
Así he leído en el libro que compré en una librería de Bayamo titulado Temas para hispanohablantes, del químico de profesión Francisco Pérez Sanfiel, quien ha dedicado parte de su preciado tiempo a revisar temas de ortografía y gramática de acuerdo con los nuevos criterios de la Real Academia Española.
Tal vez no es la obra más acabada del autor; pero no ha escapado a su olfato la formación de palabras compuestas, derivadas; conjunciones; significado de palabras de palabras de igual escritura y sonido; uso de algunas consonantes como: c, s, k, j, v, b; acentuación, uso de diferentes signos gramaticales; locuciones latinas; e, incluso, y abreviaturas, entre otras.
Calle Siete y yo quizás no alcancemos mayor interrelación que con esos pliegos de papel donde habita tanta palabra eficaz; pero cuánto placer experimentamos mientras nos adentramos en el universo del citado volumen!
Las casi 500 páginas impresas y encuadernadas poseen un hálito incomparable de seducción, incalculada por Pérez Sanfiel, aunque sí, me atrevo a asegurar, la tácita voluntad de socializar su investigación y de motivar la consulta de un libro que puede contribuir tanto a la salud del idioma como de la norma cubana.
Desde la mismísima portada El Quijote  nos invita a derribar los molinos de viento que puedan entorpecer el mejor aprendizaje del idioma tan rápido como lo permita la velocidad de su Rocinante.