Ya
sé que los cuentos son más que una anécdota interesante y están estrechamente
relacionados con las estrategias y estructuras narrativas, y las funciones de la figura del
narrador.
Empero,
Lorena Pelegrín Infante, una de las nietas de mi hermana Ana, desde sus ocho años de edad, siempre tiene una nueva historia qué contar.
Actualmente vive con su hermana, Laurens María, y sus padres, Mario y Loraine, en La Habana, pero visitó Bayamo, para celebrar el nuevo año.
Por supuesto, no faltó a Calle Siete quien abrió con sus palabras una rendija desde donde me invitó al universo mediante el cual ella se acerca a la condición humana.
Actualmente vive con su hermana, Laurens María, y sus padres, Mario y Loraine, en La Habana, pero visitó Bayamo, para celebrar el nuevo año.
Por supuesto, no faltó a Calle Siete quien abrió con sus palabras una rendija desde donde me invitó al universo mediante el cual ella se acerca a la condición humana.
- Tía,
-me comentó- cerca de mi escuela (en Ciudad Libertad) va un señor de mucha edad, frágil y vendedor de maní, todos
los días. Y todos los días solo le compramos, para ayudarlo, Laurens y yo.
-
Y tu amiguitos no lo hacen?, le pregunté.
-
No, me respondió. Ellos dicen que pueden tener gérmenes.
- iAh, bueno, pudiera ser!, fue la condicional que le propuse, un poco para justificar
a los muchachos. Pero ella continuó:
-
Cuando nos da los cucuruchos de maní, nosotras nos alejamos y sin que él se dé
cuenta yo me doy la vuelta, lo señalo y le deseo que
tenga buena suerte.