Les presento a Cosi, últimamente tiene muchos antojos, hasta piña comió, está presumida y llena de melindres, quienes la conocen preguntan cómo le va con el embarazo, hoy salimos a comprobar su estado de salud.
Por allá con su mirada felina Carola da la impresión de disipar sus miedos en la aparente soledad de aquel lugar; Suca ladra a gusto desde los brazos de Armandito, sus ojos brillan y se agrandan, quizás por el recurrente problema de oídos que viene padeciendo y que la ha llevado hasta la Clínica Veterinaria municipal.
Por allá con su mirada felina Carola da la impresión de disipar sus miedos en la aparente soledad de aquel lugar; Suca ladra a gusto desde los brazos de Armandito, sus ojos brillan y se agrandan, quizás por el recurrente problema de oídos que viene padeciendo y que la ha llevado hasta la Clínica Veterinaria municipal.
Aquí mismo, frente a Los Caballitos, el parque recreativo que las autoridades de Bayamo regalaron a los niños hace unos años atrás, y cerca de Calle Siete, está ubicada esa institución de salud animal que cuenta con tres médicos, dos de ellos ambulatorios porque prestan servicios a domicilio mientras uno permanece en el local, de lunes a sábado, para cualquier consulta o urgencia.
Apremiada por el estado de gestación de Cosi, la mascota de la casa, -presumimos que tenga hijos de un perrito pequinés imperial- visité la clínica esta semana, donde atendió mi solicitud Ada Almenares Soto, una profesional con muchos años de graduada de la Universidad de Granma y solo tres meses allí; aunque trabaja en silencio, pero con generosidad y eficacia.
La doctora me informó que, además de atender todo tipo de enfermedad de los animales, desparasitarlos, ponerles suero, dar seguimiento a los problemas respiratorios, digestivos y de todo tipo; hacen los trámites para los que son llevados fuera del país.
Vi, también, el listado de precio de los productos y servicios que ofertan, supe que en cada consejo popular del territorio existe un médico que atiende la salud veterinaria; y aprendí que para un animal aquejado de otitis puede recomendársele una gota de aceite con la cual se haya frito una hojas de nim.
A poca distancia una gata arrinconada espera su turno y maúlla.