Mientras Alina Maillo me contaba del día en que se casaron, hace precisamente 58 años, los padres de Dania Casalí, una amiga y colega, profesional de profesionales en el periódico La Demajagua, no pude menos que pensar en las muchas razones, incluso históricas, que llevaron a Rosa Ramírez a reservarle un lugar muy especial al incendio de Bayamo.
Desde la felicidad que habita en su pecho, Pura, como la conocen vecinos y amigos, afirma que fue por primera vez que la ciudad rememoraba tan significativo acontecimiento con un espectáculo artístico cultural que escenificaba el éxodo masivo de los bayameses tras dejar atrás uno de los pueblos más antiguos e importantes de Cuba convertido en símbolo de rebeldía.
Quién no tiene bien claro que la trascendente quema de hace 144 años ocurrió después de tres días de intensos combates en los que las tropas de Donato Mármol no pudieron impedir el avance de las fuerzas superiores españolas y era necesario impedir a toda costa la inminencia de que el centro político de la Revolución en Armas cayera ante el poderío sanguinario del General Valmaseda.
El hecho conmovedor de la Guerra de los Diez Años, de aquel 12 de enero de 1869, se recuerda por su simbolismo y connotación histórica. Lo importante es viajar en el tiempo hasta la fecha porque el mundo está hecho de detalles que van llenando la vida.
Mis vecinos de Calle Siete y yo nos citamos esta noche en la Plaza de la Revolución.
Y tengo muy presente a Cosme Casalí, mi querido Tata, aquel señor que no recordaba mucho mi nombre, pero que, cuando ya su mirada no alcanzaba mi silueta me decía: "tú eres la mamá de Daniel", y esbozaba una sonrisa de satisfacción. Ah!, ahora te dejo, y voy a felicitar a Pura.
Y tengo muy presente a Cosme Casalí, mi querido Tata, aquel señor que no recordaba mucho mi nombre, pero que, cuando ya su mirada no alcanzaba mi silueta me decía: "tú eres la mamá de Daniel", y esbozaba una sonrisa de satisfacción. Ah!, ahora te dejo, y voy a felicitar a Pura.
Así quedó Bayamo luego del incendio |