Desde que el Gobierno norteamericano le encarceló injustamente a Cuba a Cinco de sus mejores hijos: Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort, Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar y René González Sehwerert, hace hoy doce años, algo raro se siente en el Universo.
Calle Siete no puede entender el porqué están presos por luchar contra el terrorismo si, por ejemplo, Orlando Bosch Ávila y Luis Faustino Posada Carriles, considerados los principales cabecillas de la explosión de una bomba en pleno vuelo de una aeronave de Cubana de Aviación, el 6 de octubre de 1976, en el que murieron 73 personas, conocido como el crímen de Barbados, permanecen en Estados Unidos sin causa ni sanción.
Damas y caballeros, abrochen sus cinturones antes de que sea demasiado tarde para la supervivencia del hombre en un mundo en el que un solo país les rinde culto a los sacrificios humanos y pretende convertirse en amo y señor del planeta.
Libertad pudiera resultar la palabra para nombrar este día, y vergüenza el calificativo para denominar el significado, para ese país, del cautiverio de esos Cinco hermanos míos. Y pensándolo mejor su LIBERTAD, ahora!, puede ser una hermosa metáfora para la vida.
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