Pensando en Gema Hernández Pérez, la niña que le nació a Cuba este 6 de enero, del vientre de Adriana, la joven Penélope que no dejó de tejer la forma de sacar a su esposo Gerardo -junto a cuatro hermanos más- de las cárceles de Estados Unidos, donde lo mantuvieron injustamente 16 años, por combatir al terrorismo, se me ocurre hablar de salud.
Gema, es un símbolo no solo del amor sino de la salud pública, el humanismo de esta tierra, y explica con su llegada el porqué de la baja tasa de mortalidad infantil. Pero no es el único indicador con buenos resultados en el sector, ahí está el quehacer del médico y la enfermera de la familia, un programa con 30 años, con un enfoque preventivo digno, y que la comunidad agradece; además de que se atiende a los enfermos.
Granma, se precia por una tasa de mortalidad infantil de 4,8 por cada mil nacidos vivos, y son muchas las acciones constructivas y obras inauguradas para fortalecer el progreso de la Ciencia Médica, enfatizando, sobre todo, en brindar un servicio eficiente y atención médica integral, en pro de la mejor calidad de vida para los pacientes.
En Bayamo, el día cinco nació Omar Alejandro, el hijo de Omar, el informático de La Demajagua, quien es testigo del seguimiento al embarazo de su esposa, desde la mismísima captación, aun cuando ahora continúan las consultas para el bebé y la mamá.
Calle Siete está consciente, como el resto de los cubanos, de que la salud es derecho de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario