Me cuenta de modo recurrente que Nini, la vecina de la esquina, no le pintó la uña chiquita de los pies y me pidió permiso para ponerse labial mientras caminaba rumbo a la pared de la sala de estar y apretaba un labio contra otro simulando que disfrutaba la acción, después le pedí un beso y me lo negó: No puedo darte un besito porque se me cae la pintura", argumentó.
Dicen que por el deseo creciente de los niños de dos años de edad de ser independientes a esta etapa de la vida se le conoce como "los terribles dos años".Yo, que vivo prácticamente el día a día con Lianet Medina Rondón, la nieta de mi hermana Ana y sus ansias de aprender, jugar e interactuar con los demás, me sorprendo cada día, sí, pero los calificaría como maravillosos.
Quizá, como es hija de Calle Siete, en Bayamo, municipio capital de la provincia de Granma, he podido valorar desde bien cerca sus indicadores de desarrollo, los cambios intelectuales, de aprendizaje y sociales, las habilidades en el juego, su creatividad en actividades de fantasía, el amor hacia los animales.
A veces, por las tardes, me invita a conversar, otras a jugar en el jardín, ora con las muñecas ora con las crayolas, o a cantar. También me habla de las figuras geométricas, los números y las vocales.
Su desarrollo se debe, igualmente a las habilidades que los ninos en Cuba adquieren en el círculo infantil desde el primer año de vida.
Todas las noches, mientras ella huele su sábana y asegura que está limpiecita yo me llevo a mi casa el mejor recuerdo de Lia.
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