jueves, 21 de octubre de 2010

¡Seis dedos!


A primera vista, Leonardo Fleitas Rodríguez denota un joven de una simpatía y una vitalidad apabullantes. Este bayamés de 22 años, que trabaja como sanitario en el campamento escolar de San Rafael, municipio de Buey Arriba, provincia de Granma, no ha podido librarse de las miradas curiosas de cuantos lo conocen.
Genéticamente hablando y sin adentrarnos en los mecanismos por los cuales se conserva y trasmite la semejanza entre los padres y los hijos, así como el origen y la significación, las variaciones y mecanismos por los cuales dichas semejanzas se modifican y transforman, Leonardo nació diferente, quizás por caprichos de la naturaleza , o vaya usted a saber qué otras pretensiones de la evolución.
Dejando a un lado los sinuosos caminos de los genes y los cromosomas; él, que carga con 24 dedos, seis en cada mano y en cada pie, cuenta que su mamá tuv o siempre la voluntad de someterlo a una operación; sin embargo los contratiempos de la vida le jugaron una mala pasada y lo obligaron a posponerla de manera recurrente.
Calle Siete recordó entonces a Papi (Víctor Enrique) y a Maíta (Hortensia), dos de mis hermanos mayores, quienes nacieron con el síndrome de la polidactilia o con seis dedos en las manos -otro después del meñique y sin huesos-, y quedaron marcados para siempre.
No tengo referencias de un caso similar en Cuba; pero sé que no está triste, no está solo ni siente nostalgias. Y, pensándolo bien, a  veces me parece que a Leonardo le deben doler los pies.