miércoles, 6 de abril de 2011

Muy interesante

Pues sí, muy interesante  le resultó a  Calle Siete conocer, e n  instantes, un poco de sinceridad acerca de una de sus vecinas. Te invito a leer lo que escribió Vilma Güell Polanco.
La risa contagiosa, sonora y agradable, inunda el espacio. Quienes la escuchan la secundan o sonríen involuntariamente aunque desconozcan el motivo desencadenante de tal expresión de alegría; y es que Odalis Blanco González, Oda, es así, siempre portadora de positividad.
Su conversación, que denota a la persona comprensiva, capaz de convencer sin vanas discusiones, permite una proximidad de confianza en diferentes situaciones, laborales o personales; nadie se detiene a pensar para consultarla ante una duda profesional o para contarle el último chiste que oyó por ahí.
El mundo de esta mujer, integrada plenamente a su sociedad, es, desde hace muchos años, entre sustantivos, adjetivos, verbos, diccionarios ... y desde el semanario La Demajagua  no solo sugiere, enseña y comparte con los colegas, sino también informa y defiende su verdad a través de las redes sociales como Facebook y Twitter.
"Conozco a Oda desde que tenía apenas un año, luego la vida se encargó de unirnos en la esfera laboral; admiro en ella su fuerza interior, su sensibilidad como madre, hija y amiga, su impetuosidad cuando defiende la causa en la que cree, y la disciplina con que acoge  sus deberes funcionales", afirma Alina Maillo Fonseca.
"Siempre es muy segura de sí misma, de convicciones y principios sólidos, que le dan un sello distinguido, especialmente como madre y profesional del idioma", expresa Iliana Martín Pérez.
"Desde la Secundaria Básica simpatizamos, a pesar de no coincidir en el grado, nos reencontramos estudiando Filología en la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, donde surgió una gran amistad impregnada de sinceridad y respeto.
"En el periódico el afecto  fue matizado por una responsabilidad mucho mayor al hallar aquí a una amiga, con quien ha perdurado la confianza y el amor", agrega Elisa Aguilar Corrales.
Así, con la natural cubanía de la mujer criolla, Oda nos recuerda que en el viaje de la vida nos tropezamos muchas veces, lo importante es que al vernos se nos dibuje una sonrisa.