sábado, 20 de octubre de 2018

Cultura cubana

La alegría de los bayameses inunda por estos días las calles de la ciudad fundada en 1513 por el Adelantado Diego Velásquez, fue convertida en cenizas en 1869 para no verla esclava y que entonó en un espacio público, por vez primera, hace 150 años, el Himno que es hoy canto patrio.
Esa vida diferente a los amaneceres cotidianos, en el municipio capital de la suroriental provincia de Granma, que tocó la sensibilidad de muchos, puede resumirse en una frase: es la fuerza de la XXIV edición de la Fiesta de la cubanía, por el 20 de Octubre, Día de la cultura nacional, presidida por la espada ceremonial de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria.
La trascendencia del acontecimiento cultural que inunda la espiritualidad de los cubanos se inscribirá en la memoria colectiva por actividades como la exposición de artes plásticas Estampas misceláneas de Wilfredo Díaz Rosales (Wilfrediro), en sus 40 años como artista y taller de actuación para cine con estudiantes de la Academia de Teatro, entre otras.
En la diversidad de las propuestas también estuvo la competencia de danzón en la Plaza de la Revolución, la primera plaza libre del dominio español, en Cuba; la actuación de Buena Fe, Moncada, Tony Ávila, la Original de Manzanillo, Eliades Ochoa, el Ballet Clásico de Camagüey; y Eslinda Núñez y Adela Legrá recibieron el homenaje de los granmenses, además del evento teórico Crisol de la Nacionalidad Cubana.
Calle Siete y sus vecinos retroalimentan su cotidianidad mientras observan el crecimiento de la nación desde la savia de sus mismísimos orígenes. Siempre que escucho o canto el Himno de Bayamo en cualquier lugar o circunstancia me estremecen sus notas y su letra.