viernes, 17 de abril de 2009

Calle Siete


Siete son las maravillas del mundo, siete los pecados capitales, siete las potencias africanas, siete los días de la semana, siete forma parte de este proyecto cultural y Siete la calle donde vivo, que no es particular.
Cuando llueve se moja… y es, el ir de Joaquín para ver cómo andan los nietos, en el único instante en el que Annia los deja; el venir de Antonio Pérez, “Ñico”, el viejo amigo de Papá, o el esperado buchito de café de Luisa.
Como las demás … muestra la picardía de la mulata de enfrente, el llanto de Mayli, la sonrisa de Lisandra, el saludo del vecino, la familia en las aceras por las noches … los silencios, ruidos y sueños que se mezclan para darle ese aroma que seduce y enamora.
Calle Siete es un barrio con la sabrosura del pregonero, las tertulias de Magalys, la peluquera; los cuentos de Yasmani, el de Informática, o la pintura de Daniel el instructor de arte, y la voz de Ana Vázquez convocando a los vecinos.
Y también atrapa la esencia de Bayamo, ese pueblo aborigen -segunda villa de Cuba fundada en 1513-, asentado en las márgenes del “Bayamo” y del “Manegua”.
Calle Siete está ubicada en El Valle, un reparto como otro cualquiera rodeado por policlínico, consultorios médicos, bodegas, carnicerías, barbería, mercaditos comunitarios, cine, parque infantil, óptica, farmacia… con la energía suficiente para darse a conocer y que la amen.

viernes, 10 de abril de 2009

Ellas

Bayamesas amas de casa, en su afán por limpiar de suciedades el lugar que habitan, se empeñan en demostrar que vale el esfuerzo diario, a cambio, reciben la gratitud de sus vecinos.
Ebis, Luisa, Ana, Marta y Tere, las más recurrentes en acudir a la cita se levantan bien temprano para danzar al compás del movimiento armonioso de la escoba, mientras comentan el parte del tiempo que ha dado Rubiera, uno de los meteorólogos de la Televisión cubana, y el más reciente acontecimiento del barrio.
Ellas están conscientes de que no basta con barrer la basura y han creado una especie de cofradía de un sentimiento tan noble como la solidaridad entre, y para, los habitantes de Calle Siete, en el reparto El Valle, en Bayamo, Granma.
Y es que estas mujeres saben que es mejor ser útiles que princesas. Con esa filosofía apoyan aquí o allá, lo mismo a Norma, la señora discapacitada de la esquina, que a Ramón y a su esposa, quienes presentan más desventajas actualmente en la comunidad, o a Margot, la jubilada con más falta de afecto que de recursos materiales.
Pero no son las primeras ni las únicas en ocuparse de realizar esta tarea con suma agilidad, destreza, desinterés y candorosamente, en muchas provincias de Cuba se ha preservado esa tradición tan bonita de higienizar y ayudar.