jueves, 5 de noviembre de 2009

Milagro

Es 5 de noviembre. A unos 772 kilómetros al Este de La Habana, Milagro Aguilar Boza se ha despertado con una predisposición plena de energía, mientras nos retorna a las raíces de la segunda villa fundada por el español Diego Velázquez, las mismas que nos revelan el sacrificio de Hatuey, la poesía de su paisaje, el arrullo de su río, sus costumbres y la quema necesaria.
Aquí está la historia viva, “el fénix redentor”, como lo definió el escritor, filósofo, pensador y pedagogo cubano Enrique José Varona.
La ciudad cumple 496 años y sus entrañas no pueden negarse a reconocer en el rostro de esta mujer, la fusión amorosa del indio, del español y del africano, que marcó la naturaleza personalísima de sus pobladores y una voluntad aferrada a la convicción de que la inteligencia, la sagacidad, el talento y el buen hacer constituyen el soporte básico del día a día.
“En este privilegiado sitio de Cuba -afirma- resonaron por primera vez las notas del Himno Nacional; nació La Bayamesa que unió a Carlos Manuel de Céspedes (el Padre de la Patria), al poeta José Fornaris y al músico Francisco del Castillo y Moreno en una serenata histórica que, de canción romántica, se convirtió en bélica cuando requirió el esfuerzo de sus mejores hijos.”
Culturalmente Bayamo, musa e inspiración, jamás ha dejado escapar detalles de la modernidad de su imagen que se afianza entre los contrastes de estos tiempos y sus tradiciones. Y no le bastan 496 años porque quiere seguir trascendiendo sin dejar de mirar al horizonte.

Bayamo

No hay más suelo firme que aquel en que se nació.
José Martí

por Iliana Martín Pérez

En este aniversario 496, la historia, encantadora pero distante en algunas etapas, nos invita a la búsqueda, a la investigación en diferentes fuentes, para encontrar los antecedentes que conforman la nacionalidad cubana.
Por un conjunto de acontecimientos y hechos que tuvieron un impacto decisivo en el proceso de formación, y señalaron las pautas de su evolución, nuestro terruño está considerado como Cuna de la Nacionalidad.
Desde el Siglo XVII, a partir de El Caso Bayamo, que fue un intento del gobierno español por reprimir el comercio de contrabando y rescate practicado por sus pobladores, y estos empuñaron las armas y se alzaron, suceso aceptado por los estudiosos como el momento que marca la diferenciación entre el criollo y el español.
Un siglo después, aproximadamente en 1795, Nicolás Morales, bayamés de piel oscura, inicia una conspiración para lograr la independencia de Cuba, esta, aunque fracasó se convirtió en el primer intento independentista que proponía medidas radicales como el reparto de tierras a las desposeídos y la igualdad de derechos entre blancos y negros.
Años más tarde otro lugareño, Joaquín Infante, participante de esa conspiración y radicado en Venezuela, dio a conocer la primera Constitución política de Cuba, la cual demuestra la evolución de la sociedad.
En la década de los 60 del Siglo XIX, lidereada por Francisco Vicente Aguilera, el terrateniente más rico del oriente cubano, sucede una conspiración anticolonial que tiene como mérito histórico aglutinar a todos los grupos conspirativos de la Isla.
Entonces Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, se alza en su ingenio Demajagua. Comienza así la guerra por la definitiva independencia, y al ser tomada la ciudad el 20 de ese mes, es cantada por primera vez la letra del Himno de Bayamo, que como expresión de su carácter revolucionario y del lugar en que nació, llegó a ser nuestro Himno Nacional. Durante 82 días Bayamo fue sede del gobierno provisional.
Escribieron los bayameses, el 12 de enero de 1869, una de las páginas más gloriosas de la historia de Cuba: la quema de la ciudad antes de entregarla al enemigo, con la cual enriquecieron el proceso formativo de la nacionalidad.
Ya en la década de los 80 del pasado siglo, inspirado en la heroicidad de los habitantes de este pueblo, el intelectual y político Armando Hart Dávalos definió a la amplia región del Valle del Cauto y a la ciudad de Bayamo por ser su núcleo poblacional más importante como Cuna de la Nacionalidad Cubana.