miércoles, 3 de julio de 2019

Díaz-Canel en el Congreso de la Uneac

El día 30 de junio
reciente concluyó el IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y como Calle Siete lo considera un discurso para consultar y releer lo dejo a la consideración de ustedes.

Dar a la política cultural el contenido que exigen los tiempos

“Permítanme sentirme uno de ustedes, en las insatisfacciones y los logros”, afirmó este domingo Miguel Díaz-Canel al clausurar el noveno Congreso de la UNEAC. “Hemos seguido el proceso del Congreso, que ha confirmado el valor de ir a lo profundo del pueblo cubano. Allí está siempre la verdad”, dijo a los participantes el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba.
Luego de transmitir a los delegados un saludo del General de Ejército Raúl Castro, el presidente cubano destacó que este ha sido un país bloqueado durante seis décadas, acribillado mediáticamente por los medios más influyentes, que no se ha conformado con resistir y sobrevivir.
“Nadie puede quitarnos el orgullo de ser una nación para respetar”, dijo, y recordó la línea de próceres que parte desde Céspedes y prosigue con Martí, cuya continuidad lideró Fidel, “quien nos enseñó que lo primero que hay que salvar es la cultura”.
Y junto a la unidad y la identidad, la cultura es la defensa ante la avalancha globalizadora que no busca enriquecer sino empobrecer la capacidad crítica y el pensamiento emancipador.
“En el congreso se ha hablado varias veces de las Palabras a los intelectuales. No concibo a un artista, a un intelectual, a un creador cubano, que no conozca aquellas palabras; a un dirigente que prescinda de sus principios. Siempre me ha preocupado que de aquellas palabras extraigan un par de frases y se enarbolen como consignas. Exigen una interpretación contextualizada. Fidel planteó un punto de partida, la relación entre vanguardia artística y pueblo. Hoy tenemos que traer sus conceptos a nuestros días”, apuntó Díaz- Canel.
“Hay que fortalecer la política cultural, y darle el contenido que los tiempos actuales nos están exigiendo”, recalcó.
El presidente cubano señaló que la cultura es un eslabón fundamental en los encadenamientos productivos que nos interesa promover en el turismo, y se pronunció por trabajar por una intensa actividad cultural en ciudades y zonas turísticas, que busque el disfrute del pueblo y a la vez atraiga al visitante, “pero no una cultura enlatada”.
“Hoy la cultura tributa mucho menos de lo que podría si los turistas salieran de los hoteles a consumir servicios, no solo culturales, pero sobre todo culturales”.
Díaz-Canel agregó que a la UNEAC le corresponde ser una especie de electrodo movilizador de fuerzas para la proyección internacional de nuestras industriales culturales.
En otro momento, dijo compartir “las preocupaciones de quienes sienten que algunas instituciones de la cultura se han quedado por detrás de los creadores, y que el burocratismo y la falta de creatividad ahogan la creación. Las instituciones se han creado para los creadores, no a la inversa”.
“Es preciso hacer más proactiva la organización en sus bases. Veo a la UNEAC batallando y elevando el papel y el peso de la crítica cultural. Es un hecho incuestionable que los creadores residentes en el país tienen obras a la altura de sus contemporáneos en el Primer Mundo, aunque estos tengan condiciones mucho mejores.
“¿Por qué no acertamos al difundir y exportar la obra de quienes trabajan en el país, y promovemos lo que el mercado ya digirió y nos devuelve envuelto en sus reglas?”, continuó Díaz-Canel.
“Algunas instituciones y empresas se han ido quedando atrás. Las industrias culturales pueden aportar al país, y para eso están sus empresas. Los artistas tienen el deber de pagar sus impuestos, pero no deberían tener el deber de abonar a las empresas si estas no han tenido que ver con sus contratos de trabajo, con su promoción ni con su amparo jurídico…. Ese parasitismo favorece la corrupción y enmascara el incumplimiento de la función de representación y búsqueda de oportunidad para el creador y su obra”, subrayó el presidente cubano.
Se refirió a los puentes que ha levantado la cultura entre Cuba y Estados Unidos “y que nos han permitido mantener el intercambio entre los dos pueblos, de tanta fuerza, que la actual administración se ha propuesto cerrarlos”.
“Otros temas que deberíamos abordar tienen que ver con lo que algunos llamamos mercenarios culturales, esos dispuestos a linchar a cualquier creador cuando apoya a la Revolución y las causas más nobles en que están empeñadas las fuerzas progresistas de nuestra región y del mundo”, afirmó.
“Atentos a los que ponen por delante el mercado y no la cultura; el egoísmo sin compromiso social ni cultura”, dijo, y advirtió que, cuando la administración de EE.UU. destina más fondos a la subversión, “no vamos a limitar la creación, pero la Revolución que ha resistido 60 años no va a dejar sus espacios institucionales a quienes sirven a sus enemigos”.
“Los límites comienzan donde se irrespetan los símbolos y los valores sagrados de la patria. La Constitución que aprobamos y que se complementará con las leyes correspondientes, tiene como primera la de los símbolos nacionales. No son tiempos de descontextualizar ni negar ideologías.
“El mundo vive muchos riesgos e incertidumbres, los poderosos pasan por encima de leyes internacionales. Construir y defender un proyecto socialista como el cubano significa defender el humanismo revolucionario. Como en los tiempos de Palabras a los intelectuales, la Revolución defiende el derecho a su existencia, que es la existencia de sus creadores y de su pueblo”, aseguró Díaz-Canel.
Destacó que los dictámenes de las comisiones que sesionaron durante el congreso “nos ofrecerán un menú de temas muy amplio, que nos llama a buscar soluciones entre todos. No dejen morir el congreso. Entre ustedes me siento siempre cómodo, entusiasta, optimista, consciente de que, como nos enseñara Raúl, ‘sí se puede’ cuando se quiere. Y ustedes y nosotros, es decir la Revolución, queremos lo mismo:
  • Un país libre, independiente y soberano
  • Fiel a nuestra historia
  • Que garantice justicia social y justa distribución de la riqueza
  • Con respeto a la dignidad plena del ser humano, mujer y hombre
  • Con una sola identidad cultural
  • Donde se preserve el acceso gratuito y universal a la educación
  • Que avance hacia un desarrollo económico equilibrado y sostenible
  • Próspero, inclusivo, participativo
  • Invulnerable militar, ideológica, social y económicamente
  • Con servicios de salud gratuitos y de la mayor calidad para todos
  • Solidario, generoso, humanista
  • Que repudie todas las formas de discriminación
  • Donde no prosperen nunca el crimen organizado, la trata de personas ni el terrorismo
  • Defensor de los derechos humanos de todos, no de segmentos exclusivos o privilegiados
  • Libre de toda forma de violencia, esclavitud, explotación humana
  • Con un ejercicio ejemplar de la democracia del pueblo y no del poder antidemocrático del capital
  • Capaz de vivir y desarrollarse en armonía con la naturaleza y cuidando las fuentes de las que depende la vida en el planeta.
“Nuestro reconocimiento a la intensa labor realizada por Barnet y el Consejo Nacional. Felicitamos a los miembros de la nueva dirección, con la certeza de que comprenden que su misión es desatar una batalla contra la incultura y la indecencia, y en ese bregar los creadores deberán ser, como pidió Fidel en Palabras a los intelectuales, protagonistas”.