sábado, 28 de septiembre de 2013

Un CDR de los buenos, en Bayamo

Definitivamente un gran acontecimiento se asoma a mi ventana, el día y la noche se juntan y se igualan en  Calle Siete. Cierro los ojos  y puedo contar una a una sus casas,  sus familias, sus ausencias ... antes que  definir en pocas palabras, sin pretender alcanzar la síntesis, el estilo  o la maestría del escritor guatemalteco Augusto Monterroso; pero cuando llegué, ya los vecinos estaban allí, justo donde decidimos hacer la caldosa para esperar el 28 de septiembre.
Aquí es raro que alguien se sienta triste aunque tengas la tristeza rozándote la piel. Hay una mesa grande para que quepan todos los brazos voluntarios: Cómo ha cambiado el Comité de Defensa de la Revolución número 7, de la zona 170, en Bayamo!  Hay muchos vecinos que no se hacen esperar y ahí están Ana Vázquez, Lisbey López, Magalis Figueredo, Naty, Marta, Yolanda, Fengue, todos quieren aportar,  empezaron temprano y no quieren tropiezos.    
Este día están bien acompañados  por los profesores del Combinado deportivo Siboney, ellos han animado a los cederistas con juegos de participación y han movilizado a los más jóvenes, preferentemente; pero otros se desperezan, van incorporándose y la risa y el buen ambiente contagia a todos.   
La mayor organización de masas de Cuba, creada por Fidel, es importante para mí y también para ti, piensa que nació para cuidar de todos, no se avergüenza de las zancadillas de uno u otro de sus miembros;  busca en la fibra más sensible de su cotidianidad el horizonte con mejores estrategias para hacerse más fuerte.
En este instante, a pocos metros de mi casa, una improvisada artista hace de las suyas,  los vecinos caminan de Calle 10 a la 12 y viceversa, aplauden, ríen, bailan, beben, hay alegría y amor, un amor que nos renueva y nos convoca.