miércoles, 7 de octubre de 2015

Cuento de mamá y papá

Ebis Luisa González Tornés vino a vivir a Bayamo desde una comunidad cercana a este municipio de la provincia cubana de Granma, llamada Guasimilla, lugar donde nació hace 86 años. Aprendió a leer cuando sus primas comenzaron a intercambiar papelitos con las noticias más importantes del sitio, incluidos los chismes de uno u otro enamorado y ella no entendía; pero se lo propuso firmemente y alcanzó el sexto grado.
Cuando aún era joven lavaba y planchaba para ayudar a su mamá a criar a sus siete hermanos, de ellos cuatro hembras, pero aún más, aprendió a ganarse el sustento para ella y sus hijos en la máquina de coser.
La miro y recuerdo las palabras de José Martí en carta a María Mantilla: Ni de las arrugas de la vejez ha de tenerse miedo. “Esas arrugas que tú tienes, madre mía” -dice algo que leí hace mucho tiempo- “no son las arrugas feas de la cólera, sino las nobles de la tristeza”.
Y todavía tiene ánimos para  reír o sacarle una sonrisa a cualquiera: Una noche de octubre la tranquilidad en Calle Siete sugería un mundo de delicias, estábamos mi madre, mi padre y yo en la acera de la casa, al filo de las 10:00 cuando a mi padre se le ocurre afirmar que va a acostarse y como ella acostumbraba a seguirle los pasos no esperaba la respuesta que le dio:
"Pues yo voy a dormir cuando el grillo acabe su concierto!" Y así fue.