sábado, 5 de noviembre de 2011

Bayamo y yo

Es 5 de noviembre del año 2011, hay sol bueno y el día amaneció con una hermosura dolorosa y desafiante, porque se sale del tiempo y no volverá a repetirse, justamente cuando en Bayamo habitan 498 años de huellas, belleza y experiencia humana.
Ni yo misma me estaba dando cuenta de que hasta por debajo de las uñas siento la necesidad de amar a la Ciudad Monumento Nacional, y en una inquebrantable decisión de recapturar el pasado, a través de este día, aunque el sitio exacto de su primer asentamiento no sea el actual.
Solo un año después de arribar el Almirante Cristóbal Colón a nuestras costas Bayamo fue la segunda de las siete villas establecidas en Cuba,  fundada por el adelantado Diego Velázquez de Cuéllar; a los 10 días de la Guerra de los Diez Años, el 10 de octubre de 1868, resultó proclamada capital de la República de Cuba. 
Me basta saber que el 20 de octubre de ese mismo año se entonó la música y se cantó la letra del Himno Nacional  que nos estremece y nos convoca; además de que, por aquellos meses, el 12 de enero de 1869, sus pobladores decidieron incendiarla, ante la inminencia de que cayera en manos españolas.
Desde esa temprana época los bayameses la preferimos rebelde, nunca esclava, mientras una mirada escudriñadora nos deja ver a los indios allá en las márgenes del entonces caudaloso río rompiendo el vientre de aquella tierra buena, tropical... fértil; y las aves vuelven a posarse en su  lugar, sobre la ceiba milenaria.
Amo a Bayamo porque en su Plaza de la Revolución se izan dos banderas: la Bandera de la estrella solitaria y la de Céspedes. Amo a los bayameses desde lo más profundo de mi subconsciente con un amor legítimo y les hablo de mis vecinos de Calle Siete, con un  amor desbordado, pleno de ternura y nos miramos con  orgullo aun cuando conocemos nuestras diferencias y apreciamos la historia que está por escribirse.
Bayamo, Calle Siete y yo juntos somos completos.


Mirta, Magalys y Los Cinco

Qué sorpresa! justamente hoy, cuando Bayamo cumple 498 años, algunos colegas y yo tuvimos la dicha de compartir en este mundo ancho, y nada ajeno, en el espacio de reflexión En nombre de la paz, auspiciado por la Delegación provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, con dos grandes mujeres que se nos rebelan con pensamientos verdaderamente profundos y sentimientos tan  nobles como el amor y la solidaridad: Mirta Rodríguez y Magalys Llort.

Mirta es la madre de Antonio Guerrero -Tony-, uno de los cinco cubanos presos en cárceles de Estados Unidos desde 1998 por combatir al terrorismo, quien aseguró,  bajo la sombra de los árboles del ICAP, que nunca han estado solos y sí acompañados por la lucha internacional convocada por nuestro pueblo.
Mientras hablaba de la soledad que sentía cuando salía de la audiencia un frío intenso recorría mis venas, entonces le escuché describir cómo olvidando la hostilidad del lugar, este 16 de octubre, se sintieron en familia porque Tony pudo reencontrarse con su hijo Gabriel y estuvo con Tonito, además de su hermana Maruchi y  ella misma.
No hay fragilidad en esta mujer que afirmó que en cada voz está su esperanza y lo más importante es llevar boca a boca la verdad del caso de Los Cinco, multiplicarla y aclarar que se trata de un capricho político, odio visceral  y venganza contra la justicia.
Magalys, la madre de Fernando González, también encarcelado injustamente por el Gobierno estadounidense y la mafia terrorista de aquel país, junto a Tony, Gerardo Hernández Nordelo, René González Sehwerert y Ramón Labañino Salazar-  con una tranquilidad que me conmovía hasta los huesos trasmitía a todos su confianza en que algún día la verdad se abrirá paso, no solo la verdad de estos Héroes de la República de Cuba, sino la verdad de la política imperial contra nuestra nación.
Calle Siete, sigue de cerca este caso, sus vecinos quieren pensar que lo de hoy fue como una fuerza y que por encima de todo este día nos unió más a estos hombres que no nos dejaron caer en la desesperanza.
Y hay un hecho cierto quiero recordar este día por siempre!