viernes, 27 de noviembre de 2015

Rinden homenaje a fotorreportero de Bayamo



Esta mañana estuve en el encuentro Tengo una historia que contar, espacio promovido por la delegación de jubilados de la Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Granma, dedicado, en el día de hoy, desde la redacción del periódico La Demajagua, a recordar el quehacer y la creatividad del fotorreportero de Bayamo Ángel Cordoví Benítez. 
Cuando lo conocí, en el departamento de Información recorrimos mucho camino juntos. Sus fotos, elocuentes y eficaces, tocaban el corazón de los lectores, en una época en la que se requería de química y de tiempo para el revelado. Ya, para ese entonces se destacaba por el rigor, el cuidado con la luz ambiental, la armonía figura-fondo, imaginación y sobre todo, le daba la necesaria importancia al cuadro psicológico.
Algunos colegas lo han catalogado como un noble servidor de la lente, con la que demostró sus habilidades artísticas e informativas cuando todavía no se conocía de las nuevas tecnologías: teléfonos móviles, videocámaras y otros artefactos para captar  imágenes ni del inicio de otra era para el fotoperiodismo.
Por encima de rancheras, refranes y los chistes con los que hacía rabiar a muchos conocidos y familiares, Cordoví amó la fotografía periodística, y las trabajaba con suficiente actualidad, objetividad, veracidad, precisión y estética.
La práctica de ilustrar historias noticiosas lo llevó a  conservar imágenes como la tomada el 18 de diciembre de 1986, de Fidel y Raúl en Cinco Palmas, al cumplirse 30 años del reencuentro de los líderes, después del revés de Alegría de Pío
Calle Siete, entonces, suscribe las palabras del periodista Martín Corona Jerez, de la Agencia Cubana de Noticias, quien agradeció la invitación a un encuentro de amor de solidaridad, en el que se resalta la belleza de las personas sencillas, los detalles hermosos del ser humano y la multiplicidad de significados. Y, asimismo, desde ese punto de vista, se aprende a reconocer los errores y a perdonarlos, a resaltar las virtudes y a disfrutar de las cosas entrañables de la vida.