He tenido la suerte de nacer en Bayamo, esa ciudad del oriente donde cada piedra, cada adoquín, cada barrote de las ventanas motivan y enamoran. La segunda villa de Cuba, fundada en 1513 por el Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, está cumpliendo justamente hoy 499 años. Sin embargo este día me parece una broma melancólica.
Estoy confundida. Yo amo de Bayamo su río, sus casas coloniales, su historia, sus tradicionales rosquitas, rosca blanda, matahambre, sus muñecas de trapo, sus fiestas de Reyes, la Plaza de la Patria, donde se cantó por vez primera aquella marcha guerrera que es nuestro Himno Nacional, las calles estrechas, y ni decir lo que siento por los bayameses.
Cuando no estoy en este sitio de la geografía de la provincia de Granma, Cuna de la Nacionalidad Cubana, donde existió el primer cementerio a cielo abierto, no solo del país, sino posiblemente de América Latina, extraño su atmósfera de ciudad grande; pero ligera , libre, creativa, auténtica ... y hasta mis ojos le echan de menos.
Calle Siete sabe que no miento. Supongo que como todo ser humano tengo derecho a guardar silencio, pero no me lo perdonaría porque el silencio es la peor de las opiniones. Una tenue luz baña la habitación donde escribo, pienso en la Plaza de la Revolución, en la escultura en cera que inmortaliza a la inigualable Rita Montaner, develada el pasado 20 de Octubre, y le susurro a mi hijo lo que me queda de día para volver a sonreír.
Te conozco, pero no basta!!! Felicidades, Bayamo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario