viernes, 24 de mayo de 2019

Los 90 de mi madre



Siempre he considerado a mi madre como una mujer inteligente, de una simpatía arrolladora y además ingeniosa para los oficios: costurera, barbera, y unas manos envidiables para sembrar, plantas ornamentales y medicinales, como la mejorana, sobresalen entre sus cualidades.
El primer día de este mayo Ebis Luisa González logró la hazaña de cumplir sus 90 primaveras, entre  la algarabía  de sus familiares, la emoción de Lia -la integrante más pequeña de la casa, quien sugirió colgar sus globos-  por la celebración, y el baile de mami.
Mi hogar, como en todas las casas de Bayamo, municipio capital de la suroriental provincia de Granma, supongo, es un rincón de Cuba con buen clima que invita a detenerse, aunque, aparezcan nubarrones.  
Elbia, una vecina cercana me comentó esta semana que mami y ella conversaron recientemente sobre momentos inolvidables de su temprana juventud, cómo nadie decidió sobre sus vidas, y su relación de amor a primera vista con mi padre, así que se han amado y respetado por más de 50 años.
En  Calle Siete la simpatía por ella es evidente.

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