miércoles, 26 de enero de 2011

La niña más joven de Calle Siete, Cuba

Es de tarde, la luna amenaza con revelarse detrás de las nubes, veo a Yenny,  el pensamiento se alimenta de auténtico realismo, de esas verdades singulares que se hacen particulares en Calle Siete, y mis manos saltan al teclado de la computadora.
Yenny Pérez Sánchez lleva en su piel el espíritu mestizo de Cuba, o mejor dicho, transpira en su andar el espíritu de la piel morena que un día será nombrada como "de color cubano", como lo definía Nicolás Guillén, el Poeta Nacional de la Mayor de las Antillas.
Esta mujer de 1,70 de estatura, ojos llenos de alegría, sonrisa a flor de labios y que los hombres no pueden dejar de seguir con la mirada cuando la ven pasar, consciente de que "maternidad" cabe en una sola palabra, ha puesto un nuevo adorno en su ventana: Yazmín de la Caridad González Pérez, una pequeña que no ha cumplido el mes de nacida y pesa más de cuatro kilogramos.
Yazmín ya aprendió a utilizar todo tipo de recurso para conseguir lo que quiere, pasar de los brazos de su madre a los de la tía y de estos a los de sus abuelos, puede, incluso, amar el alba cuando quiera; pero un día conocerá los desvelos del Estado para que crezca saludable, se instruya y sea feliz.
Por lo pronto, confieso que los niños constituyen la fuente de lo que sueño y lo que soy.

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