viernes, 1 de junio de 2012

Día internacional de la infancia

Cuando  Tonito dio su primer grito anunciando al mundo que había llegado una nueva vida, hace apenas dos meses, Rebeca, su mamá, no se detuvo a pensar en que la tasa de mortalidad infantil en Cuba  cerró el año 2011 por debajo de cinco por mil niños nacidos vivos, y todo porque ella siempre estuvo segura de que tal indicador  de salud no se debe a ese deseo instantáneo mientras pasa una estrella fugaz. No, tal desenfado de la joven es consecuencia de la  confianza en la atención diferenciada y sistemática a las gestantes.
Pero la preocupación de las autoridades cubanas no solo da seguimiento a la salud de la madre durante el embarazo,  sino que una vez que nace el niño existe la garantía  de su identidad legal.
Y yo no sé Rebeca, pero Calle Siete sí recuerda, tanto como yo, cuando a mi Daniel le tomaron muestra de sangre del talón y que diagnosticaría a tiempo cualquier enfermedad endocrino-metabólica o genética. Es una seguridad que no tiene precio, aunque se trata de una atención completamente gratuita.
Por eso Cuba toda celebra el Día internacional de la infancia convencida de que sus pequeños no dejarán de sonreír aun cuando nos falten recursos materiales causados por la crisis globalizada o por el bloqueo que Estados Unidos le impuso a este país desde hace ya 50 años. Los bayameses también se unieron  a la celebración Amandita, acaba de cumplir su primer añito y aplaude por la efeméride y los demás dejan ven su rostro más puro.
Ya lo dijo nuestro José Martí, el más universal de los cubanos: "Los niños son los que saben querer, los niños son la esperanza  del mundo". Y lo mejor de todo, ellos lo saben y son felices.


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