Por una tarea extraclases de la escuela de mi hijo me acerqué un poco más a Juan Clemente Zenea, este escritor nacido en el municipio de Bayamo, Granma, entonces provincia de Oriente, el 24 de febrero de 1832 y que ejerció gran influencia en la literatura cubana al retomar el romanticismo y marcar una nueva línea en la poesía hispanoamericana.
En 1845 entra al colegio de José de la Luz y Caballero, donde manifiesta por primera vez su inclinación hacia la literatura. En 1846 publicó sus primeros poemas en el periódico habanero La Prensa, en el cual llegó a ser redactor en 1849.
A partir de ese momento el número de sus obras aumentaron considerablemente, por ejemplo, publicó con José Fornaris y Rafael Otero “La mujer ¿Es un ángel? ¡No es un ángel! ¿Si será o no será?”. Realizó la redacción de Almendares junto a Idelfonso Estrada Zenea y colaboró en La voz del pueblo.
Se vio obligado a emigrar a Nueva Orleans, Estados Unidos, en 1852. Desde allí colaboró en El correo de Louisiana, El Independiente y Faro de Cuba, llevando a cabo una fuerte campaña contra el gobierno español. Luego se traslada a Nueva York y desde allí trabaja para El Filibustero, La Verdad y El Cubano.
Fue condenado a muerte en La Habana en 1853 por sus actividades en contra del gobierno español, pero debido a la amnistía general es perdonado y puede regresar a Cuba al año siguiente. Desde entonces ejerció en el colegio de José de la Luz y Caballero como profesor de inglés. Su obra en general es bastante extensa, y ha sido reconocida numerosas veces, varios de sus poemas se incluyen en El laúd del desterrado y es innumerable la cantidad de artículos suyos que aparecen en publicaciones cubanas y españolas de la época, por ejemplo en La Chamarreta, El Siglo, Revista del pueblo de Cuba, Ofrenda al Bazar, Álbum cubano de lo bueno y lo bello, La Piragua, Brisas de Cuba, Floresta Cubana y Guirnalda Cubana, entre estas también se incluyen las siguientes revistas españolas La América y La Ilustración Republicana Federal. Fundó y dirigió la Revista Habanera.
En 1865 regresa a Nueva York colaborando con la Revista del Nuevo Mundo. Luego se traslada a México para trabajar en la publicación Diario Oficial. Al comenzar la guerra de 1868 en Cuba regresa a los Estados Unidos en pro de la causa, pero cada una de las expediciones en que tomó parte fue un fracaso. Logra llegar a Cuba clandestinamente en 1870, y luego de una entrevista con Carlos Manuel de Céspedes, líder del alzamiento, fue apresado por las tropas españolas tratando de regresar a los Estados Unidos; y fusilado en 1871.
Entre sus poemas más reconocidos están En un álbum, Fidelia, A una golondrina, Diario de un mártir, Ausencia, En Greenwood, Nocturno, Las sombras, Retorno, Oriente, y Ocaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario